En Argentina y en el resto del mundo la cuarentena aisló gente, vació calles y cerró locales. La fisonomía de los pueblos y las ciudades cambió para siempre: quizás ya no volvamos a ver y concebir el espacio público como lo veníamos haciendo. Incluso cuando el acantonamiento ya sea cosa del pasado y todo “vuelva a la normalidad” (o se imponga una nueva normalidad)